Perros paseando humanos, huevos de pascua que concursan, un país llamado Jauja… Estos mundos forman parte del imaginario del escritor e ilustrador lituano Kestutis Kasparavicius. “A veces pienso: esta sí va a ser una historia normal, sin nada raro, pero no me sale escribir así”, afirma el autor.
Sus dibujos han sido para muchos niños y adultos una muestra de que en verdad la imaginación no tiene límites. No por nada sus historias han sido traducidas a más de 29 idiomas y se han publicado en editoriales de todo el mundo.
Ciudad de México, 16 de noviembre (SinEmbargo).- Perros paseando humanos, huevos de pascua que concursan, tenedores tomando sus alimentos con tenedores, un país llamado Jauja… Estos singulares personajes y mundos extraños forman parte del universo fantástico que el escritor e ilustrador lituano Kestutis Kasparavicius ha construido. Sus dibujos han sido para muchos niños y adultos —incluyendo a la firmante de este texto— una revelación de que en verdad la imaginación no tiene límites.
“A veces pienso: esta sí va a ser una historia normal, como debe ser, sin nada raro, pero no me sale escribir así. Lo que se me da más es crear una historia extraña y diferente. Ese es el estilo de Kasparavičius. Para los niños esos contrastes no son raros, a ellos les parecen muy normales”, opina el autor en entrevista para Puntos y Comas.
Y agrega que a él le gusta pensar que no escribe para niños, sino para él mismo, aunque el público infantil disfruta de sus cuentos. “Para escribir literatura infantil o tienes talento o no”, afirma el escritor cuyos libros han sido traducidos a más de 29 idiomas y se han publicado en editoriales de todo el mundo.
En el contexto de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ 39), que se realiza en las instalaciones del Centro Nacional de las Artes (Cenart), el Fondo de Cultura Económica (FCE) presentará Once cuentos fantásticos este sábado 16 de noviembre al mediodía. Te presentamos la conversación con el niño eterno, Kasparavicius.
En este libro de cuentos el lector descubrirá los personajes del imaginario de Kasparavičius. Un pez glotón que se come a cuanto ser se encuentra sin saber que después se convertirá en la cena; un viejo con bastón al que sus piernas han decidido abandonar; un cocodrilo amante de las fresas que aprenderá que hay que tener cuidado con lo que se desea; unos ositos encargados de limpiar la luna; o un tazón de comida para perro que huye despavorido por su vida.
***
–¿Cómo comenzaste a crear estos mundos imaginarios?
–Durante un tiempo ilustré el trabajo de otros autores y empecé a escribir libros bastante tarde, cuando ya tenía 50 años. Eso sucedió azarosamente.
–¿Por qué tu público es el infantil? ¿Alguna vez hiciste cuentos o has pensado en realizar novelas para otro sector?
–No pienso escribir para público adulto porque no creo poder hacerlo. Sólo para los niños. Para escribir literatura infantil, o tienes talento o no. Me gusta decir que yo no escribo libros para los niños, yo escribo para mí mismo; pero pasa que a los niños les gusta también.
–Tienes diversos y muy peculiares personajes, ¿en qué te inspiras para construir a cada uno?
–Para algunos autores, los mismos personajes van por todos los libros, pero a mí no me gusta esto. A mí me gusta que cada libro sea diferente, no me gusta repetirme.
–En tus ilustraciones hay paradojas como un perro paseando a un humano, aves observando un grupo de humanos dentro de una jaula, tenedores tomando sus alimentos con tenedores… ¿Qué te llama la atención de expresarte con estos contrastes?
–Esas historias las creo para mí mismo, es lo que me gusta más. En el proceso pienso también qué le gustaría a los niños y así nacen las historias.
A veces pienso: esta sí va a ser una historia normal, como debe ser, sin nada raro, pero no me sale escribir así. Lo que se me da más es crear una historia extraña y diferente. Ese es el estilo de Kasparavičius. Para los niños esos contrastes no son raros, a ellos les parecen muy normales.
–De los libros que has publicado, mi favorito es El país de Jauja. ¿Cuál es tu historia favorita? ¿Tienes algún personaje preferido?
–No tengo algún libro favorito porque cada libro para mí es especial. Ahora mismo para mí es importante el nuevo libro que publiqué, pero de cada libro podría hablar mucho.
Acerca del País de Jauja me gustaría hablar un poco más. Ilustré para una editorial alemana y en ese tiempo todavía no escribía libros, sólo hacía dibujos. El texto de hecho es de un alemán y cuando el libro salió en otros países, los autores locales escribieron historias muy distintas. Algunos textos, ahora traducidos en varios idiomas, ni siquiera tengo idea de qué tratan.
–¿Qué lección de ha dejado ser ilustrador? ¿Qué has aprendido en este camino?
–Mi camino fue muy sinuoso porque al principio estudié dirección de coro, luego fui ilustrador y finalmente escritor. Cada persona tiene un camino diferente, a veces las cosas pasan por casualidades.
–¿En la era digital crees que los niños leen más o menos que antes?
–Tal vez sí un poco menos, pero no veo esto como un problema. Es como es y no pasa nada grave. Hace años la gente temía que el libro de papel fuera a morir y la gente iba a leer menos, pero no pasó así. No puedo hablar mal de los dispositivos electrónicos porque a mí me gustan también.
–¿Son los cuentos ilustrados la mejor forma de acercar la literatura a los niños?
–Sí es muy importante, especialmente para los más chicos. Para los adultos es importante el texto, pero para los más chicos, primero conocen la ilustración.
–¿Cuál es tu libro favorito de la infancia?
–Los viajes de Gulliver. Ahora lo que más me gusta son los libros de autores australianos. Me fascina cuando texto e ilustración van de la mano de una forma muy orgánica.
Kęstutis Kasparavičius nació en Lituania en 1954. Estudió diseño gráfico en la Academia de Artes Gráficas de Vilna. Desde 1984 se ha dedicado a escribir y a ilustrar libros para niños. Sus creaciones se han expuesto en varios países y ha recibido importantes reconocimientos: en 1994 la Feria del Libro Infantil de Bolonia le concedió el título de “Ilustrador del Año” y en 2003 le otorgó el Premio a la Excelencia; en 2008 y en 2010 fue nominado para el Premio Hans Christian Andersen; en 2012 ibby Internacional lo incluyó en su Lista de Honor; y en 2016 la Feria del Libro de Bolonia organizó una exposición retrospectiva de su obra como reconocimiento a su larga trayectoria.